Escúchame, quienquiera que tú seas
si es que el amor a Dios el alma te ilumina;
no puedes de este mundo así marcharte,
emprender la gran senda con las manos vacías,
llegar ante las puertas de Dios, que tu fe sueña
para decir: "Señor, no traigo nada;
dame un punto de amor de tu lumbre divina."
Porque el Señor, tu Dios, contestaría:
Vete, rompe tus pies por los bermejos hielos infinitos,
apóyate en la vara nudosa de tus odios,
serás un caminante para siempre si no hallas
la palma del amor que no quisiste
tomar del árbol que plantó Mi Sangre"
2 comentarios:
¡Qué maravilloso poema! y por sobre todo ¡Qué gran verdad!
Mi amigo es ésta poesía
muy buena sin duda alguna
y una ley muy oportuna
decir de quién, la autoría.
Son verdades, no hay porfía
lo vemos constantemente
pero sería muy prudente
darle mérito al autor
no sea que el decidor
lo haya escrito y no lo cuente.
Hasta la vista "Troesma"...
Susana......
Publicar un comentario